15º de diciembre de 2019 – DOMINGO 3 de ADVIENTO Ciclo “A”

15º de diciembre de 2019 – DOMINGO 3 de ADVIENTO Ciclo “A”
1ª Lectura (Is 35, 1-6a. 10)
Salmo responsorial (145)
2ª Lectura (Stgo 5, 7-10)
Evangelio (Mt 11, 2-11)
En aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel, y habiendo oído hablar de las obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”. Jesús le respondió: “Vayan a contar a Juan lo que están viendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí”. Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: ¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? No. Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten de lujo habitan en los palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, Yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que profeta. Porque de él está escrito: He aquí que Yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él.

Reflexión: San Juan Bautista, primo de Jesús y precursor del Mesías, se encontraba preso por haber denunciado el adulterio de Herodes. Y, estando en prisión, oye hablar de Alguien que predicaba, que tenía mucha fama y que estaba realizando milagros en la región.
Queriendo, entonces confirmar si ése de quien le hablaban era el Mesías esperado, San Juan Bautista mandó a preguntarle si era Él o si debían esperar a otro (Mt 11, 2-11). Jesús no respondió directamente, sino que ordenó que se informara a Juan acerca de los milagros que estaba realizando: los ciegos ven, los sordos oyen, los mudos hablan, los cojos andan … Ya San Juan Bautista no necesitaba más información: enseguida pudo identificar a Jesús con las profecías del Profeta Isaías sobre la actividad milagrosa del Mesías (Is 35, 4-6).
Eso fue hace 2000 años. Pero … ¿y Jesús ya no hace milagros? Es cierto que veces se sabe de curaciones milagrosas, exorcismos, etc. que suceden aquí o allá. Pero son muchos los milagros que Jesús puede hacer –y de hecho hace- si nos disponemos. Se trata sobre todo de milagros espirituales, que son más importantes que los físicos, aunque no son tan llamativos.
Dispongámonos a estos milagros, porque el Mesías, el Salvador del Mundo, Jesucristo, volverá, y debemos estar preparados. Y la mejor preparación es dejarnos sanar por Jesús, para prepararnos a su llegada.
Jesús curó ciegos… dispongámonos a que cure nuestra ceguera, para que podamos ver las circunstancias de nuestra vida como El las ve. Jesús curó sordos… El puede curar la sordera de nuestro ruido, que no nos deja oír bien su Voz para poder seguirle sólo a El. Jesús curó mudos… ¿y en qué somos mudos nosotros? En que no hablamos de Él y de su mensaje. ¡Los católicos estamos enmudecidos! Pero Él puede curar esa mudez que tenemos y que nos impide evangelizar. ¡Es que la evangelización es trabajo de todos y cada uno de nosotros!
Sanaría también nuestra cojera y nuestra parálisis, para que podamos de veras andar por el camino que nos lleva al Cielo y recibir al Señor cuando vuelva de nuevo a establecer su reinado definitivo.
Fuente: http://www.homilia.org/

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